martes, 19 de agosto de 2008

Texto nocturno.

La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas torcidas.
No hay Dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes.
Mantente alejado de dios
permanece angustiado
deslízate.
Charles Bukowski

¿Qué podía significar la sensación de vacío?... increíblemente significaba un todo cargado de pasado. Me encontraba, sirviéndome de la enfermedad de mi madre como pretexto, fumando en algún rincón de esa pequeña plaza comercial, la lluvia me había cerrado el paso a casa… mejor aun, no me encontraba de ánimos de llegar.Solo podía pensar que esta tremenda fascinación por la caída no significaba, como pensaba Kundera, caer en la seducción de un enano susurrándome al oído. Simplemente se trataba de deseo de caer, de destruir y destruirme sin sentido alguno. ¿Posición nihilista? No creo que se trate de eso, por el contrario deseo de crear. La creación de una ilusión particularmente bella: de un bello golpe contra el asfalto, símbolo de la urbanización indestructible. Mi destrucción no se enfocaba en el objeto sino en la del sujeto. Y sin sujeto el objeto se hundiría en la ausencia de percepción. ¿Basura filosófica que ha olvidado la pregunta capital? No, simplemente la sensación de abandono de un clase mediero sin meta alguna, implicación directa de la imposición social, de la determinación histórica de este personaje. Un personaje típico del escritor improvisado que no desea ser autor, pero que acaba deslizándose en la creación de una obra. Impregna su huella, con el único consuelo de poder firmar anónimamente. Palabras que el tiempo borra, escritas en el camino de la tecla Supr, sin aspiración a ser publicadas. Oxigenación de todo filósofo verdaderamente irónico que aprecie su contingencia. ¿Acaso no la masa del tiempo nos provee esa seguridad? Redactar filosofía con su biografía no con su obra, aparente semiesfera independiente de la vida. Que decir de todos aquellos que se jactan de relativistas, sin supuestos ánimos para imponerse al lector, ingenuos, tanto como el cristiano que vive en una ilusión horriblemente confeccionada, pues el mismo, por momentos, deja de lado las reglas de su ilusión, contradiciéndose con ella.

¿Guardar este texto? Exigencia de mi ego, tal vez. Espero que pueda matarle antes del mañana.