La corbata de pastor protestante. La mirada que le habrían vendido por un curso de correspondencia. Incluso la pose debió haberla obtenido a través de ese mismo curso de tanatología a domicilio. Me encontraba en otra línea de espera, ahora acompañado por mi familia y por el interlocutor invitado de esta noche: un doctor especializado en tanatología. Para mí un charlatán más, sólo que no vestía como curandero del Amazonas, sino que usaba saco y corbata. Era tan aburrido… divagué hasta que me fue lanzada una torpe pregunta.
El tipo mantenía una actitud como de parodia socrática, sin embargo a diferencia del filósofo éste mantenía una pose que ocupaba para decir frases profundas… oh pero si Sócrates también la usaba.
Mientras tanto Carlos, mi primo se esforzaba por decir las líneas mas profundas que le dictaban su corazón. Yo, con mi aire indiferente, no alcancé a ligar ni dos palabras, seguramente mis tías me odiaron por eso. Así transcurrieron dos horas. Moría de sueño, deseaba fumar y me sentía abochornado. Finalmente la espera terminó. Oculto tras mi computadora me enfoque en expresar todos mis comentarios en este escrito. Un escrito más para la línea de espera.
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