¿Has sentido tanto dolor que cada movimiento se encuentra embargado por la pena? Cuando hasta el jugueteo de los dedos expresa asfixia frente al panorama. En ese momento ni el canto de la lluvia me permite respirar. Cuando la oscuridad ha dejado de ser oscuridad pues ya no se contrasta con la luz.
Levantas la mirada y te permites cerrar los ojos. El aire te falta. Se trata del último round, las piernas te pesan, tu cerebro no puede reaccionar adecuadamente. La disyunción es clara: rendirse y cobijarse en la lona o continuar el combate.
Miras por encima de tu hombro, te encuentras solo; frente a ti el paisaje es desolador… ¿acaso caerás?
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